La muerte de Hugo y Luis, dos líderes que se enfrentaban a Hidroituango



La muerte de Hugo y Luis, dos líderes que se enfrentaban a Hidroituango


Ambos fueron asesinados en menos de una semana en el corregimiento de Puerto Valdivia, en la zona de influencia del megaproyecto hidroeléctrico. Las autoridades no han esclarecido los motivos ni los autores de estos crímenes.

Hugo Albeiro George Pérez pasó un año con miedo. Permaneció ese tiempo —y quién sabe si un poco más— guardando para sí mismo las amenazas que llegaban en su contra. Prefería no hablar de ellas. Como si el silencio pudiera borrarlas, como si al no nombrarlas, desaparecieran. Prefería creer que nada le iba a pasar, no quería dejar a su esposa Luz Miriam Hernández y a sus 12 hijos sin padre.

Pero pasó. Le ocurrió lo mismo que a los 282 líderes sociales que han sido asesinados en Colombia desde el 2016 y hasta el 27 de febrero de este año, según cifras oficiales de la Defensoría del Pueblo. Lo mataron con arma de fuego el pasado 2 de mayo en el municipio de Valdivia, al norte del departamento de Antioquia. Le pusieron fin a la vida de uno de los defensores ambientales que ha encarado a HidroItuango, el proyecto hidroeléctrico más grande y ambicioso en la historia de Colombia y que ya lleva ocho años en construcción. Un tiempo en el que esta megaobra ha levantado inconformidades en las comunidades de los 12 municipios en los que tiene influencia: Ituango, Briceño, Santa Fe de Antioquia, Buriticá, Peque, Liborina, Sabanalarga, Toledo, Olaya, San Andrés de Cuerquia, Yarumal y Valdivia.

Fue en este último municipio, en una zona rural conocida como Puerto Valdivia, donde mataron a Hugo Albeiro, de 47 años, cuando iba en una moto con su sobrino Domar Egidio Zapata George, de 23 años, a quien también le quitaron la vida en el ataque. ¿Por qué lo asesinaron? Nadie sabe a ciencia cierta, pero en la zona tienen miedo. Un miedo que se justifica porque solo seis días después de este homicidio, esas mismas tierras se llenaron de sangre con el asesinato de Luis Alberto Torres Montoya, otro líder social que protestaba contra el mismo megaproyecto. Fue abaleado mientras ejercía su labor de barequeo —minería manual— en el sector de El Pescado, también en Puerto Valdivia.

Mientras Hugo Albeiro George luchaba desde la Asociación de Víctimas y Afectados por Megaproyectos (ASVAM); Luis Alberto Torres, de 35 años, lo hacía desde la Asociación de Pequeños Mineros y Pesqueros de Puerto Valdivia (AMPA); las dos organizaciones pertenecientes al Movimiento Ríos Vivos de Antioquia.
Estos dos líderes eran los primeros en las movilizaciones contra las acciones de HidroItuango y protestaban, cada vez que podían, por los derechos que “se estaban vulnerando”. Denunciaban que se había afectado su actividad de barequeo y la pesca como forma de sustento, que se atentó contra el bosque seco tropical —que está rumbo a la desaparición en Colombia—, que la fauna fue desplazada, que decenas de habitantes fueron despojados de sus territorios sin tener una “compensación justa” y que debido al proyecto habían tenido impactos en su salud.

A ambos los mataron en un contexto de marchas e inconformidad. En los últimos días, comunidades de municipios de influencia de HidroItuango han tenido que salir huyendo de sus territorios por temor a una avalancha, pues desde hace un par de semanas se taponaron los túneles con los que Empresas Públicas de Medellín (EPM) —que ejecuta la obra— desviaron el Río Cauca, el segundo más importante de Colombia, para poder construir el embalse que cubrirá el 17 % de la demanda de energía eléctrica del país. Aunque uno de esos túneles fue destapado este miércoles 9 de mayo, el riesgo sigue latente, especialmente para las poblaciones que están aguas abajo.
Tanto así que, este jueves 10 de mayo, EPM adecuó la casa de máquinas de la que será la central de generación de energía para poder encauzar el río Cauca. Esto hará que HidroItuango ya no entre en ejecución el 30 de noviembre de este año, como se tenía previsto.
Sobre lo ocurrido, el vicepresidente ejecutivo de EPM, Jhon Alberto Maya Salazar, dijo a los medios de comunicación que los derrumbes que derivaron en el taponamiento de los túneles, son consecuencia de una falla geológica. “Esto es súbito. No estaba presupuestado. Si hubiéramos tenido algún indicio de que iba a suceder, hubiéramos tomado medidas”, manifestó.
Sin embargo, Isabel Zuleta, líder del Movimiento Ríos Vivos, le aseguró a Mongabay Latam que los derrumbes estaban anunciados. “La gente de la comunidad advirtió lo que podía ocurrir ante la presión del agua, pues conocen el comportamiento histórico del Cañón del Cauca (el punto exacto dónde está ubicada la hidroeléctrica). Se sabía, pero todo el tiempo hay una prepotencia de EPM, tratando de ocultar una realidad y de minimizar el conocimiento de las comunidades”, reprocha.
Actualmente, el temor a una avalancha desplazó a 45 familias de Ituango, 15 de Toledo y 25 de Sabanalarga que se encuentran en refugios temporales. Como si esto fuera poco, Isabel asegura que casi toda la vereda Nueva Llanada, en el municipio de Peque, se derrumbó y los habitantes tuvieron que ser reubicados. Mongabay Latam se comunicó con EPM para averiguar sobre este asunto en particular, pero no obtuvo respuesta.

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